Ayer nos invitaron los padres de una amiga del enano a comer en el pueblo. Nos lo pasamos genial, y sobre todo Fernando que estuvo jugando todo el día. Dando un paseo nos encontramos con un rebaño de unas 100 ovejas. El pastor iba montado en un burro y amablemente invitó a los niños a montar en él. Fernando no se lo pensó dos veces, ya está habituado a los animales, y se montó. De comida tuvimos un espectacular cocido, como estuvimos casi todo el tiempo en la cocina, al llegar a casa nos dimos cuenta de que todos olíamos a cocido, daban ganas de darle un mordisco al peque.
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