A pesar de ser un libro infantil me lancé a leerlo ya que tenía curiosidad por ver cómo enfocaban un libro de astronomía para jóvenes. El libro trata de forma sencilla temas de astronomía y la verdad es que lo hace muy bien, de forma sencilla pero entrando en el meollo de la cuestión. En el libro también se trata como transfondo el tema de la ecología, mostrando cómo posturas extremistas no son buenas. La verdad es que me lo pasé muy bien leyendo el libro. En las páginas centrales trae unas fotos de la luna, la tierra, constelaciones ... que son muy espectaculares. Muy recomendable para niños (o no tan niños) que quieran saber un poco más del mundo que les rodea.
De la contraportada:
La familia de George es un tanto peculiar: son vegetarianos y evitan cualquier tipo de tecnología; por eso viven sin televisión, sin teléfono, sin radio y ¡sin ordenador!, por lo que George se ha ganado la fama de “raro”. Un día, su cerdito entra en la casa del vecino y George tiene que ir a rescatarlo. Allí conoce a Annie, una niña de su edad un tanto pretenciosa y muy mentirosa y a su padre, Eric. La casa donde viven es un pequeño “museo de la ciencia”, y lo que más llama la atención de George es Cosmos, el ordenador, que se presenta a sí mismo como “el más potente del mundo”. Después de jurar que usará la ciencia sólo para buenos fines, George, de la mano de Cosmos, descubre cómo se crearon las estrellas. Al día siguiente, el profesor de George, Mr. Ripe, lo pilla haciendo un dibujo del ordenador de Eric y Annie en clase, y George se ve obligado a contar quién es Cosmos. Para su sorpresa, el profesor parece estar al corriente. Unos días más tarde, George vuelve a casa de sus vecinos y gracias a Annie viaja por el espacio; aterriza en un cometa y ve los distintos planetas. Después de esta aventura, Annie le explica a George que su padre está investigando si existe un planeta con vida inteligente. Lo que aún no sabe ninguno de los dos es que alguien está a punto de tenderle una trampa.
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